La piloto catalana afrontará su noveno Dakar, el segundo ejerciendo de copiloto navegante en un side by side y lo hará en esta ocasión junto al experimentado Pedro Peñate, que cambiará las dos ruedas para debutar en el que será su octavo Dakar como piloto de un buggie, tras haber corrido en moto en siete ediciones de la carrera más dura del mundo
Más allá de su condición de esposa de una leyenda del motor como es Nani Roma, Rosa Romero es una pionera en el mundo del motor, una mujer capaz de superar las adversidades para abrir el camino a muchas mujeres para las que es un referente en un mundo cada vez más abierto a la igualdad de géneros gracias a su ejemplo, su perseverancia y su trabajo.
Rosa Romero une sus fuerzas a las de Pedro Peñate para formar un tándem que a buen seguro que dará mucho que hablar en la próxima edición del Dakar 2022.
¿Cómo compaginas el mundo de los rallys con el trabajo y con el cuidado de tus tres hijos?
“Tengo práctica porque ya son muchos años haciéndolo. Son etapas de la vida diferentes, porque cuando los niños eran más pequeños tenía por un lado más pero por otro lado menos libertad, porque siempre podía recurrir a la ayuda de algún canguro o de los abuelos para poder ir compaginándolo todo; pero a medida que van creciendo la cosa cambia”.
“El mayor que es mi hijo Marc, ahora por ejemplo está compitiendo y como madre quiero estar ahí con él. A medida que él va haciéndose mayor y compitiendo cada vez más, yo voy teniendo menos horas, porque tengo que trabajar y además tengo dos hijas más”.
“Con ganas al final se consigue hacer todo. Tengo un trabajo que por suerte el despacho lo tengo en casa y eso me permite en muchas ocasiones trabajar a deshoras o los fines de semana y eso me permite ir compaginándolo”.
Al ser tanto Nani como tú pilotos, ¿eso ayuda a la hora de entender al otro en cuanto a todas las horas de ausencia por las carreras y los entrenamientos?
“Nani se dedica profesionalmente a esto y con él lo he comentado muchas veces que la gente desde fuera sólo ve las carreras, los buenos momentos o que en un momento puntual ha podido ver que te ha ido mal una carrera, pero realmente ese día a día en el que estás fuera, entrenando y con un sinfín de compromisos que te impiden estar con la familia; todo eso es duro, pero a la vez es parte de nuestras vidas y eso hace que pueda entenderle bien a él y cuando es a mí a la que le toca ir a alguna carrera es Nani quien también me apoya y me entiende, sabe que es mi ilusión y que entre todos lo sacamos adelante”.
¿Cómo es ese salto de la moto al side by side, qué es en definitiva lo que va a afrontar Pedro Peñate el próximo año contigo como navegante?
“Es una manera diferente de afrontar el Dakar. Por mi parte en mi último Dakar en moto sufrí un accidente que por suerte al final no fue grave aunque podía haberlo sido”.
“Era además una época en la que mis hijos me echaban muchísimo de menos y entre todos me dijeron que llevaba ya siete Dakar, que les daba miedo que siguiese compitiendo en moto y en un principio me llegué a plantear que se había acabado el Dakar para mí”.
“Pero en ese momento me surgió la oportunidad de copilotar con una chica italiana, Camelia Liparoti, que había corrido hasta ese momento en Quad y habíamos coincidido en muchas etapas. La verdad es que siempre nos habíamos llevado bien y cuando me propuso la opción de ir juntas en un coche lo hablé con la familia y me apoyaron en mi decisión”.
“Para mí fue una experiencia muy bonita porque siempre me ha gustado la parte de la navegación y cuando vas con la moto, como todo pasa muy rápido, vas conduciendo y a la vez navegando te pierdes muchos detalles”.
“Fue como hacer un máster en navegación al poder concentrarme en navegar, mientras Camelia se encargaba de conducir”.
“También fue muy importante el sentir que no estaba sola, que tenía a una compañera al lado, fue algo muy bonito. Con la moto vives momentos muy duros y aunque consigas acabar el Dakar con éxito, has pasado multitud de penurias completamente sola. Tener una persona al lado cuando te ocurre cualquier tipo de problema, el poder compartirlo y sentir que sois un equipo, para mí fue una experiencia muy enriquecedora”.
“Con Pedro ya había tenido la oportunidad de hacer un Dakar juntos en moto y poder volver al Dakar con él me permite recuperar ese sentido de equipo que tanto me gustó en mi última experiencia con Camelia”.
¿Cómo se prepara un Dakar desde el punto de vista de un copiloto navegante?
“El cambio más grande que experimenté yendo con Camelia de copiloto fue que cuando yo iba sola en moto, cuando me perdía o me salía de la traza buena metiéndome en algún lío imprevisto, al final era mi culpa, yo lo asumía y me enfadaba conmigo; sin embargo al compartir equipo con alguien esa responsabilidad es incluso mayor, porque con un coche dependiendo del sitio donde te metas es incluso más difícil de salir que si vas en moto”.
“Por otro lado, el no tener que conducir y poder centrarme sólo en navegar te permite ser mejor en esa parte”.
“Es importante que la persona con la que formas equipo sea un equipo de verdad, porque los dos podemos fallar en un momento determinado y es importante que nos ayudemos mutuamente para superar los problemas que nos podamos encontrar en el camino, porque eso hará que trabajemos mucho mejor, que nos sintamos más a gusto y comprendidos”.
“Me gusta el poder hacer equipo con Pedro porque en el Dakar tienes que pasar muchas horas juntos, te pasan muchas cosas y si la persona que tienes al lado es un punto de apoyo, eso hace que para ti sea una gran recompensa y te permite disfrutar de la carrera”.
“Mi objetivo es estar cómoda ayudando a Pedro y que él me ayude a mí”.
¿Qué significa el Dakar en tu vida?
“Es una carrera que siempre que la termino pienso que no voy a volver, porque cuando estás allí pasas veinte mil historias, pero al final realmente es la Carrera”.
“Durante el año haces otras carreras que muchas veces las disfrutas mucho más que el Dakar, porque el Dakar en muchas ocasiones no lo disfrutas, sino que lo sufres, pero al final la adrenalina que se genera en esa carrera, el que sean tantos días en tensión, todo ello hace que la recompensa de poder celebrarlo si lo terminas es muy grande, mucho más que en otras carreras”.
“Es una carrera que se vive muy intensamente, en la que los días pasan volando, el cuerpo lo llevas a extremos que normalmente en la vida real no lo harías. La propia adrenalina y las ganas te llevan a ser mucho mejor de lo que puedas llegar a ser normalmente”.
“Al final toda esa suma de sensaciones hace que todos terminemos queriendo volver al Dakar”.
¿Cómo surgió la posibilidad de reengancharte al Dakar como navegante de Pedro Peñate?
“Este año tenía claro que quería volver porque el año pasado no pude hacerlo junto con Camelia y cuando me avisó era ya muy tarde, además de que fue un año muy atípico y tuve que dejarlo un poco de lado”.
“Pedro me presentó la propuesta más coherente y la que más ilusión me generó. Lo estuve pensando y hablándolo en casa, hasta que me di cuenta de que era el proyecto que me apetecía hacer, que me hacía ilusión, porque nace este año, es un proyecto del que me gusta poder formar parte, en el que se que voy a poder aprender mucho, porque por ejemplo a nivel de mecánica a mí me queda mucho que mejorar y a nivel de navegante se que el año que fui con Camelia lo hice bien y disfruté”.
“Se que puedo mejorar y que cuento con las herramientas necesarias porque al tener a Nani conmigo y a su navegante, que es uno de los mejores del mundo y vive aquí al lado de casa, hace que tenga la oportunidad de estar aprendiendo con él y es una experiencia que me apetece muchísimo vivirla al lado de Pedro”.
¿Qué objetivo te marcas a nivel personal en este Dakar?
“Además de divertirme una siempre busca el hacerlo lo mejor posible, quiero intentar cometer los menos fallos posibles, porque al final el Dakar es una carrera de regularidad, no sirve de nada ser un día el más rápido si al día siguiente cometes fallos; en ese sentido se que conduciendo Pedro es una persona que va a cometer pocos fallos en la conducción, porque quizás no sea el más rápido, pero si va a ser al final el más regular de todos”.
“Si yo soy capaz también de hacer un buen trabajo como navegante, no es que espere que hagamos un resultado determinado, porque el objetivo principal es el de terminar y creo que podemos hacer un buen tándem y una buena carrera”.
¿Cuál ha sido el Dakar más duro de todos los que has corrido hasta el momento?
“Son todos diferentes, pero pienso que sobre todo los Dakar en Sudamérica, sobre todo en Bolivia, con el tema de la altitud, del frío y la lluvia, fueron muy duros”.
“Al final todos los Dakar son duros, hay una gran cantidad de días que son complicados, a veces te esperas una etapa fácil y por cualquier problema que te suceda puede convertirse en la más dura”.
“En cada Dakar puedo hablar de varias etapas en las que lo he pasado francamente mal, pero también he vivido momentos muy bonitos, como cuando logré terminar mi primer Dakar después de tener dos fallidos anteriormente. En aquel momento me quité un gran peso de encima porque tenía claro que lo podía hacer y sólo me había faltado esa pequeña chispa de suerte que cuando por fin la tuve, me permitió acabar unos cuantos de manera consecutiva”.
Cada año ha aumentado la presencia de mujeres en el Dakar, ¿sientes que estás aportando tu granito de arena para que eso sea posible y para qué cada vez haya más igualdad entre hombres y mujeres en el mundo del motor?
“Cada año somos más mujeres y en mi caso estoy aquí en Cataluña trabajando con la Federación Catalana de Motociclismo, ayudando a las chicas en el tema del off-road, del enduro, del motocross y del trial para que cada vez haya más”.
“Es sorprendente porque cada vez hay más chicas pequeñitas que están empezando, que dan un gas que hace que sea muy chulo el poder verlas y al nivel del Dakar cada vez hay más chicas compitiendo en moto, en coche, como copilotos y al final creo que entre todos conseguiremos que se vea como una cosa más normal”.
¿Qué consejo le darías a todas esas chicas jóvenes que quieran seguir tus pasos en el mundo del motor?
“Es una época diferente a la que yo empecé, porque en mi familia no había mujeres que les hubieran atraído las motos ni nada por el estilo y por esa razón yo no tuve la oportunidad de aprender a ir en moto de pequeñita y tuve que hacerlo siendo mucho más mayor”.
“Hoy en día es muy diferente, las chicas empiezan muchas de ellas con cuatro o cinco años y yo lo pude hacer a pesar de no tener nada de ayuda, en una época en la que en el Campeonato de España de Enduro ni siquiera existía la categoría de chicas, así que yo tenía que correr con los chicos y nunca tuve una medalla hasta hace pocos años; así que todas estas chicas con los medios y el apoyo de base que tienen de sus familias estoy segura de que lo van a poder conseguir”.