Si algo me ha demostrado esta nueva aventura entre las bambalinas del Dakar es la gran importancia del servicio de asistencia para el correcto funcionamiento de la carrera, no solo a la hora de hacer la puesta a punto de los vehículos mientras los pilotos descasan, sino también a la hora de recoger y transportar los vehículos estropeados, tirando de ingenio para aprovechar el espacio al máximo y poder llevarlos hasta el vivac de Jeddah, formándose auténticas caravanas de camiones de asistencia.
Este Dakar no deja de sorprendernos y nos encontramos llegando a Jeddah con un camión cargado de camellos para su transporte.
Ponemos fin a una aventura en la que los “silencios” del Dakar por la noche me han acompañado durante todos estos días en los que la adrenalina es la que te mantiene en pie, como remedio a la falta de sueño y de descanso, en una carrera dura, no solo para los pilotos que compiten cada día, sino también para todo el personal de los equipos que se encargan de una labor no tan conocida para el gran público, pero que también les convierte en indispensables, ya que sin ellos sería imposible llevar a buen puerto la carrera más dura del mundo.